En este artículo les compartimos un ejercicio de producción escrita realizado por Mar durante su clase de español en Jardín.
Ejercicio de producción escrita de Mar en Jardín.
Necesito naturaleza después de muchos meses en la ciudad rodeada de concreto, y también necesito soledad después de tres días ocupados y divertidos con cinco otras personas. Tengo una botella de agua, una cámara, y un día entero libre en Jardín en un pueblo a tres horas de Medellín en bus. Empiezo en la parte occidental del pueblo. Durante la subida al cerro en garrucha me reto a mi misma: pretendo que tengo solamente un rollo con 24 fotos para poder concentrarme en mi selección de fotos, iluminación y enmarcado.
Hoy no quiero usar un mapa. Apago el GPS y uso mi intuición para elegir un sendero. En el peor de los casos me perderé y regresaré al pueblo a dedo. Siento los olores y veo la belleza en todo lugar cuando camino. Los cóndores me dan un majestuoso espectáculo aéreo.
Veo unos pétalos vistosos dispersados en la tierra iluminados por el sol que me hacen sonreír. Gasto mi primera foto en ellos. Acaricio todos los perros que encuentro y saludo a toda la gente. En todas partes veo verde: las montañas, los árboles, las hojas de las flores. Me detengo en una grande piedra y miro abajo el pueblo tranquilo. Estoy muy contenta de estar sola, porque puedo seguir mi propio ritmo. Mi descanso se estropea por las incesantes moscas.
Mi cuerpo está cubierto con picaduras y parece como si tuviera sarampión. Sé que debería escuchar mis lecciones en español, pero el día es demasiado bello para revisar las conjugaciones de verbos, y mi playlist de rock acústico es la banda sonora perfecta para este día. En un punto, mis ojos se llenan de lágrimas porque estoy tan conmovida por la alegría de vivir. Descubro la Cascada de la Escalera y me paro en la sombra de una rama y permito que el sonido del río corriendo con fuerza contribuya a la banda sonora de mi día por pocos minutos.
Encuentro el sendero a Mirador Cristo Rey y también un perro grande quién será mi guía cuesta arriba. Cuando empezamos, él me sigue, pero de pronto nuestros roles se invierten. Él es un buen compañero, pero sube más rápido de lo que puedo y siempre me mira como diciendo “¿por qué eres tan lenta?” Relájate, perro. Subo despacio, pero finalmente subo. Creo que él escogió el sendero más escarpado, y en un punto abandona por entero el sendero para humanos y me dirige por un sendero de animales que va recto hacia arriba.
Llego a la cima de la montaña goteando de sudor y recibo una feliz sorpresa: ¡un bar que vende cerveza! Además encuentro una pareja súper linda que vive a menos de diez cuadras de mi apartamento en Medellín. ¡El mundo es pequeño!. Charlamos por algunos pocos minutos, compartimos información sobre Jardín y Medellín, y nos deseamos un buen fin de semana. Ellos me describen la ubicación de una cascada al otro lado del pueblo, y me pongo en marcha a encontrarla. Veo a un hombre discapacitado trabajando en su jardín en la ladera. Paro por un momento, literalmente para oler las rosas, y el hombre sonríe de oreja a oreja.
En estos momentos, me siento como una embajadora de mi país. Es un recuerdo de que todos podemos conectarnos fácilmente con un gesto sencillo y una sonrisa. Encuentro dos chicas que también buscan la Cascada Escalera, pero ellas se rinden sin éxito, yo sigo delante de todas maneras. Veinte minutos más tarde orgullosamente la encuentro. Me restan solamente pocas fotos en mi rollo imaginario, y la foto perfecta me exige cruzar el arroyo. Es poco profundo, y puedo saltar de piedra en piedra, pero en la mitad del arroyo, una piedra se tambalea, pierdo mi equilibrio y mis pies caen en el agua. Están empapados, y mi torpeza me hace dar una carcajada. La cascada no es muy impresionante, pero la aventura de encontrarla sin mapa vale la pena.
De repente, oigo un trueno ruidoso, y veo nubes oscuras y amenazantes. Me pongo mi chaqueta y extraño la sombrilla que dejé en mi habitación esta mañana porque no quise llevar peso. Camino los últimos dos kilómetros al pueblo con un aguacero y llego empapada de pies a cabeza, pero estoy satisfecha por haber logrado sola un día lleno de retos divertidos en un lugar muy especial.
Texto escrito por : Mar Rosatti
Créditos de las fotos: Testarossa Travel